Lecciones que hemos aprendido de nuestra casa en las semanas de confinamiento

6 de Mayo de 2020 Assetia Real Estate



Fuente: Habitissimo

En estos días llenos de emociones nuestro hogar se ha convertido en nuestro refugio, en el que nos estamos resguardando y que es testigo de todas esas cosas que nos pasan las 24 horas del día. Por eso, rendimos homenaje a nuestras casas durante el confinamiento, recopilando las lecciones que nos están enseñando, y que muy probablemente tardaremos en olvidar.

Nuestro hogar es nuestro refugio

Tanto si es grande, como si es más pequeño, con jardín o patio, o simplemente con esas ventanas por las que entran los preciados rayos del sol. Ha habido momentos en los que hemos pensado en mudarnos para estar más cerca del centro (o más lejos y tranquilos) pero ahora tenemos claro que todavía se le puede sacar mucho partido, para tachar todos esos defectos, y convertirla en la casa más estupenda del mundo. Nuestro hogar estos días, nos ha dado todo los que nos hacía falta para estar seguros y vivir momentos inolvidables en familia. 

La cocina es más que el lugar donde cocinamos

Porque en ella se cuecen los mejores planes en familia. Hacer pan, preparar un delicioso bizcocho o atreverse incluso con las pizzas caseras, ha sido todo un reto. Lo mismo, hacer inventario de lo que teníamos en la despensa y planificar menús. Nos costó al principio pero ahora sabemos que es muy útil ¡y no tiramos prácticamente comida! Hemos descubierto que en el microondas salen unas patatas asadas riquísimas, y hasta bizcochos de 30 segundos en una taza. El tema de los enchufes que nos faltan también lo apuntamos para la vuelta a la normalidad. ¿Cuántas videollamadas has recibido en la cocina? Cuando esto acabe, más de uno seguirá con los vermuts (virtuales) con amigos… Ahora que le has cogido el punto al horno, no pierdas el ritmo y comparte esas recetas riquísimas con casi nada.

Tener lo básico en la despensa puede ser maravilloso

Las visitas al súper deben ser las mínimas. Agua, leche, harina o arroz son algunos de los productos básicos que ya sabemos que no nos pueden faltar. Limpiando a fondo los primeros días, descubrimos que la despensa tenía un buen fondo de productos que no consumimos nunca o que estaban caducados. Ahora sabemos que es más barato comprar a granel y que si la despensa se organiza bien (en estantes de diferentes alturas, aprovechando bien los huecos…) hay sitio para guardar más y mejor. Poniendo ojo avizor hemos descubierto un hueco fantástico al lado de la nevera, sobre la encimera o debajo de la escalera, donde instalaremos una nueva despensa más práctica y funcional. Toma medidas y ve pensando en su distribución.

El salón es más grande que nunca ahora

De usarse sólo para ver la tele, a teletrabajar en él, hacer los deberes con los niños, marcarnos algunos bailes y hasta hacer deporte en familia. Hemos descubierto que cambiando los muebles de sitio, podemos comer o echarnos la siesta al sol. Con orden (y algunas cajas, baúles u otras soluciones de almacenaje) hay sitio para todo y para todos. Conciliando intensamente familia y trabajo, tenemos claro que a partir de ahora no nos puede faltar en casa un despacho (aunque sea en el dormitorio), una terraza o balcón más agradables.

En los armarios nos sobran muchas cosas

Ha tenido que pasar este desastre, par darnos cuenta de todo lo que teníamos guardado en los armarios. Más de uno habrá llegado a la conclusión de que en realidad podíamos pasar con mucho menos. Marcarnos un Marie Kondo nos ha venido genial para aprovecharlo mejor.  Pero sabemos que a la vuelta, tenemos la gran asignatura pendiente de organizarlo mejor: sacando partido a los huecos, aprovechando el altillo, clasificando las prendas por su uso, estación del año, colores o incluso tamaño.

Con orden todo se lleva mejor

Y esto no se refiere sólo a la limpieza o las tareas de la casa, sino también a tu tiempo y cómo lo aprovechas. Ha quedado más que claro que las rutinas nos han venido bien y que ordenar y limpiar nos hace sentir mejor. Cuando los horarios de siempre regresen y te sientas angustiado por no haber llegado a todo, recuerda estos días en que todo se hacía en casa. Quizás en ese momento se convierta en prioridad poner un gimnasio en casa, o una buena ducha de chorritos de la que disfrutar después de una buena sesión de «training» en casa.

El virus no pasará del recibidor

La entrada ha sido un punto caliente estos días, y no dejará de serlo durante un buen tiempo. Por eso, y por el aspecto visual también, ahora debe ser un lugar de recepción y tránsito «seguro» que incorpore las necesarias medidas de saneamiento. Sabemos que es fundamental que los zapatos no entren en casa (si cabe un zapatero, estaría genial ponerlo). Las llaves se quedan en la entrada, igual que el correo. Ve pensando dónde puedes dejar un práctico dispensador para el gel desinfectante de manos, y quizás un cubo (aunque sea camuflado) para tirar los guantes desechables al entrar.